lunes, 28 de noviembre de 2016

cuento de una danza

CUENTO DE UNA DANZA Elisa cuando tenía 5 años su madre la apuntó a baile folclórico de Mallorca. Iba con un gran maestro del baile mallorquín. Tuvo una pareja de baile, un joven más mayor que ya sabía bailar y le enseñó trucos de este baile. En las fiestas del pueblo se bailaba en la plaza del Ayuntamiento. También iba a otros pueblos vecinos y a hoteles cuando tenía 8 años. El baile gustaba a los espectadores y aplaudían mucho. Pasaron años y seguían con los ensayos y las actuaciones. Cuando tenía 18 años, debido a que tenía mala salud dejó la agrupación folclórica. Después Elisa sentía añoranza del baile y pasados unos años empezó baile de salón. Encontró de pareja a un chico que era de otro pueblo. Empezaron las clases en el mismo municipio de Elisa con un buen profesor y hicieron siete cursos de diez clases cada curso. Después terminaron las clases. Estos cursos dependían del Ayuntamiento. Después Elisa encontró un trabajo fuera de Mallorca y se fue a trabajar. Tenía mucho trabajo pero tenía las tardes libres y se apuntó a una academia de danza para desconectar del trabajo. Empezó ballet para adultos. Después en los años siguientes hizo también funk y danza contemporánea. Le gustaba mucho la danza contemporánea y era el baile que le iba mejor. También tuvo actuaciones en público y le gustó mucho la experiencia. Actualmente Elisa ya es mayor y sigue bailando cuando tiene tiempo libre. La danza ha significado para Elisa una gran satisfacción y era el motor que movía su vida y la llenaba de experiencias.

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