lunes, 28 de noviembre de 2016

Una de detectives

Eran las ocho de la tarde, Camilo estaba a punto de cerrar la agencia, tenía ganas de llegar a casa, había hecho un día gris y lluvioso y estaba cansado. Saliendo por la puerta recibe una llamada. En un primer momento se piensa dos veces si darse la vuelta a coger el teléfono, finalmente da dos pasos y antes de que suene el último ring coge la llamada. Al otro lado del teléfono está una chica que se hace llamar Adelaida, no quiso dar más detalles sobre su persona, ella dijo ser una soplona de la policía que en su día estuvo en la cárcel y le explicó el caso de un policía que cumplía una condena injusta en la misma cárcel, por denunciar que a los delincuentes comunes les colocaban delitos que no habían cometido o a inocentes culpándolos de otros delitos, para conseguir aumentos de sueldo y condecoraciones. Ahora la misma trama de la policía quería que ella volviera a la cárcel para que no contara nada. Camilo no sabía si creerse a esa tal Adelaida, pues era otra delincuente, insistiéndole, le convenció para que investigara el caso y que le pagaría bien, pues ella sin que Camilo lo supiera, aun tenía gran parte del dinero que estafó, motivo por el cual estuvo presa. Diego era el ayudante de Camilo, era el que se encargaba del trabajo sucio, los dos acordaron que Diego debía de simular un delito menor para verificar lo que contó Adelaida. Decidieron poner como cebo un coche a las puertas de la comisaría donde se desarrollaba la trama. Diego era el encargado de simular el robo, mientras que Camilo cumplía con el papel de propietario del vehículo. Los policías que estaban allí adentro salieron de inmediato, entre ellos el sargento Pedro Vázquez, e líder de la trama. Detuvieron a Diego de inmediato, a Camilo le dijeron que no se preocupara, que se encargarían ellos. Esa fue la primera sospecha que tuvo, lo que no sabían los policías es que Camilo le colocó al sospechoso un micrófono diminuto en la camisa a cuadros que llevaba. Camilo, atento a la conversación que mantenían los policías con Diego, en un primer momento lo intentaron sobornar para quedar libre, de delito, cosa que no consiguieron, por lo que para que no contara el soborno, le falsificaron su ficha de detención todo tipo de delitos. Allí se dieron cuenta del funcionamiento de la trama. El micro también estaba desviado hacia el servicio de inteligencia, lugar donde trabajó Camilo durante muchos años y que aun colaboraba con ellos ocasionalmente. En seguida detuvieron a toda la comisaría. Allí dentro encontraron billetes de todos los colores de los sobornos. Camilo, como le prometió Adelaida, cobró un gran pellizco, aunque de ella no se volvió a saber nada.

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