MI EXPERIENCIA CON LOS CABALLOS
Al principio tomé clases de montar a caballo, te enseñan lo básico:
apretar las rodillas contra el vientre del caballo, cómo coger las riendas,
lavar al caballo, secarlo y taparlo para evitar que se constipe.
Y cuando lo estás montando te enseñan cómo tiene que ir a trote,
es decir te enseñan que mientras el caballo
hace trote tú te levantas para sentir el ritmo del caballo, todo esto haciendo fuerza
con las rodillas.
Y cuando te enseñan a
galopar, tienes que seguir el ritmo del caballo y así le ayudas a que sea más
ligero a la hora de galopar.
Seguidamente mis padres me regalaron una yegua que se
llamaba Luna.
Ahí me di cuenta que conlleva muchas responsabilidades,
tienes que darle de comer por la mañana, luego por la tarde la sacábamos para
entrenarla, después ducharla, seguidamente otra vez le das de comer. Luna tenía
la experiencia en rejoneo.
Luego me cambiaron de
yegua y la llamábamos Saeta, también era muy buena pero la lástima fue que le dio
un cólico y nos quedamos sin caballo.
Cuando tenía la yegua me sentí afortunada, fue uno de mis
mejores regalos de cumpleaños. Pero hay que tener mucho tiempo libre para poder
dedicarte al caballo, y darle todas las atenciones que un animal se merece.
Y también estuve entrenando a un caballo llamado Jkin es el
caballo más grande y enorme que he visto en mi vida, me ponían unas escaleritas
para yo poder subirme. Era tan grande
que sentía que volaba.
Me gustaría darle las gracias a todos los caballos que me
han llenado de experiencia positiva
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