El caballero de la armadura oxidada, un libro, que al
terminar de leerlo nos teletransportó como
por arte de magia a las distintas épocas del castillo de Bellver.
Una doncella anónima del rey Jaime II nos hará de guía en
este viaje.
Vemos una Palma amurallada, de la que sólo habíamos oído
hablar, arriba un descampado donde se está poniendo la primera piedra de lo que
será la residencia de Jaime II.
La doncella decide aumentar el tiempo a cámara rápida y a
continuación podemos ver el gran castillo terminado, pensado también como
estrategia para posibles combates al hacerlo circular.
Podemos observar ahora como Jaime II y su familia se
instalan en su nuevo hogar, desde luego muy lujoso para la época.
La vida transcurre con normalidad, hasta que damos otro salto
en el tiempo y vemos cómo Jaime III es derrotado.
Ahora daremos paso a otra etapa en el siglo XVIII donde esta
humilde doncella se ausenta, y damos paso al nº128. No quiere ser reconocido por su nombre, es un
preso que se ha prestado voluntario,
pues ahora el castillo es una cárcel:
“Aquí podéis ver los
calabozos y las celdas, donde convivimos todos, aunque podemos ir a nuestro
aire por todos los rincones, hasta tenemos a Jovellanos entre nosotros.
En una roca de la
terraza dejaré inscrito mi nombre para que me recordéis, pero ahora hay que dar
otro salto al tiempo.”
Estamos en el 2016 y nos sorprendemos de cómo ha cambiado
todo.
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